jueves, 16 de agosto de 2012

Prólogo


 Cuando los doctores me dijeron que estaba enfermo de IRC, simplemente no pude creerlo. Me negué una y mil veces a aceptar mi padecimiento y, peor aún, la cura. Lamentablemente al momento de darme tan fuerte noticia, el doctor estaba sólo. ¿A qué me refiero con esto? A que si hubiera estado un sicólogo o algún profesional junto a nosotros para que me ayudara –tanto a mí como a todas las personas que recibimos noticias de este tipo- a comprender la enfermedad, a aceptarla y acceder al trasplante, creo que mucho de lo que pasamos jamás hubiera ocurrido. Todos los doctores a los que les he cuestionado acerca de cómo reacciona un paciente ante la enfermedad, contestan lo mismo: la mayoría deja el protocolo de trasplante buscando una cura que aun no existe. Los de blanco ya están acostumbrados a esto.
                ¿Por qué escribir este libro? Porque cuando acudí a mis citas al CMNO, una vez que ya me encontraba con la diálisis, pude ver en una pizarra a la entrada del hospital decenas de cartas de enfermos, ya sea trasplantados o dializados, donde exponían a todos su historia, su relato de vida; sus ganas, su coraje por seguir viviendo. Aquí supe que no era el único con esta enfermedad, que existían cientos de enfermos de IRC y que muchos de ellos no se rendirían nunca, pasara lo que pasara. Cada visita hecha a ese lugar, era obligatorio para mí detenerme en la mencionada pizarra para leer y releer esas hojas, para saber que, al igual que ellos, yo no podía darme por vencido. Todo esto me sirvió para recargar energías, para entender que existía un camino para poder mejorar mi salud.
                Este no es un libro médico, mucho menos un manual para enfermos de IRC; cada persona es diferente, y su vida impar.  
                No trato de ser condescendiente. Sólo quiero compartir lo que me pasó esperando que alguna persona pueda beneficiarse con su lectura, al igual que yo lo hice con las experiencias de aquella pizarra llena de hojas multicolor, relatos de coraje, fotos de seres humanos con un valor excepcional, pero sobre todo, llenas de esperanza.

                Gracias.

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